Es un error tratar a los perros como si fueran personas. En muchos
aspectos, tienen necesidades distintas a las nuestras. Pero, también es
cierto, que en otras facetas se parecen más a nosotros de lo que
creemos. La postura correcta es ser conscientes de las diferencias y
semejanzas con los perros, para poder tolerar, respetar y disfrutar de
la convivencia con nuestro perro.
Los perros tienen necesidades y características consustanciales a su especie, la canina. Por ello, es un error humanizarles es decir atribuirles necesidades propias de las personas.
Una buena educación del perro es importante y, para lograrlo, hay que
tener en cuenta que no piensa como nosotros, y no es un niño. Aprende
gracias a su memoria asociativa. Recuerda siempre las consecuencias de sus actos,
y aplica esas pautas en situaciones futuras similares. Los tonos de voz
son muy importantes a la hora de dirigirse al animal, así como los gestos,
que serán captados con gran habilidad por su parte. Es por ello que,
sin que lo expresemos, los perros sabrán en cada momento cuál es nuestro
estado de ánimo.
Con el tiempo, llegamos a conocer cómo siente y actúa nuestro amigo. Hay que tener paciencia para lograr una buena comunicación y entendimiento
con el perro. Ellos son como nosotros en muchos aspectos y, a menudo,
superan nuestras expectativas, con su sentido de la amistad y la
fidelidad.
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