Además de la succión de sangre, entre
los efectos de pulgas y garrapatas en las mascotas están el traspaso de
parásitos, bacterias y virus al interior del organismo del animal.
También son protagonistas de zoonosis, o sea, enfermedades transmitidas
desde el animal al ser humano. "Las afecciones se traspasan
especialmente a los niños, quienes juegan habitualmente con los
animales, por lo que es fundamental tener una acción preventiva. La
desparasitación del animal es un factor protector de la salud humana".
Gusanos internos: Las pulgas son
huéspedes del parásito Dipilidium en su estado larvario, que ingiere el
perro o gato al tragar pulgas cuando se lame o muerde. En ese caso, el
parásito prosigue su desarrollo en el intestino de la mascota hasta
convertirse en un gusano adulto que puede medir hasta 70 cm. Sus efectos
son pelaje hirsuto, anemia, estreñimiento y prurito (picazón) en la
zona perianal, lo que hace que la mascota arrastre el tren posterior.
También a través de la ingesta de
pulgas, el Dipilidium puede pasar al ser humano. La enfermedad
dipilidiasis afecta sobre todo a niños, a quienes provoca diarrea,
cólicos, anorexia, reacciones alérgicas e irritabilidad.
Parálisis por garrapata: Se ha descrito
que la saliva de la garrapata hembra contiene una neurotoxina que puede
causar parálisis en los niños. Las garrapatas se adhieren a la piel para
alimentarse de sangre y durante este proceso la toxina penetra al
torrente sanguíneo.
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