Translate

domingo, 26 de junio de 2011

ARTICULO MUY INTERESANTE PARA LOS AMANTES DE LA NATURALEZA

Efecto Alee, o cómo extinguirse por mala suerte

El bucardo, o cabra montesa pirenaica (Capra pyrenaica), se encuentra actualmente extinta, a pesar de haber dominado durante siglos la cordillera que le da su nombre. El día 6 de Enero de 2000, un abeto seco cayó sobre el último ejemplar de esta especie, llevándola a la extinción. Se trata, sin duda, de un ejemplo de "mala suerte", una casualidad con efectos devastadores. Este ejemplo no es único. Existen distintas especies sujetas a lo que se conoce como efectos estocásticos, situaciones en las que el azar y la casualidad tienen un peso determinante. En el caso del bucardo, el azar tomó la forma de un abeto seco y podrido, pero ya era una especie muerta en vida cuando eso ocurrió. Los últimos tres individuos de la especie eran hembras, con lo que era imposible que se reprodujesen. Lo mismo pasó con el gorrión costero oscuro (Ammodramus maritimus nigrescens), ya que los últimos cinco individuos era machos.

Dusky Seaside Sparrow
En Biología de la Conservación, a esto se le conoce como efecto Allè o efecto Allee. Cuando el tamaño de una población desciende de un determinado número, está sujeto a una serie de riesgos que no se dan cuando hay más individuos. No se refiere únicamente a sucesos aleatorios, aunque sí que tiene mayor peso.
Puede ocurrir, como en los dos ejemplos citados, que todos los individuos que queden sean del mismo sexo, con lo que se hace imposible la reproducción. Una enfermedad que afecte más a machos que a hembras (o viceversa) puede dar como resultado esa distribución, pero también puede ser que los machos sean cazados con más frecuencia.
El bajo número de individuos dificulta que se encuentren entre ellos, que formen parejas y se reproduzcan. Esto se da muy a menudo en especies migradoras, como las ballenas. Si las hembras eligen para pasar la época de celo una bahía donde, por casualidad, no haya ido a parar ningún macho, ese año no habrá reproducción.
Esto también se da en especies dispersantes, que son aquellas en las que, llegada la madurez, los individuos abandonan el territorio paterno y buscan el suyo propio. A diferencia de las migradoras, no realizan grandes viajes, las distancias pueden ser de poco kilómetros. Si hay pocos individuos, ocurre que una hembra se asienta en una parcela que no visita ningún macho. De nuevo, no hay reproducción.
Claro, que a veces reproducirse es casi peor. Si un grupo de animales es muy pequeño, los lazos "familiares" son más comunes, dándose parejas de "primos", o incluso hermanos. La consaguineidad conlleva una serie de problemas que se conocen como depresión endogámica: algunas enfermedades de origen genético salen a la luz de manera más frecuente por cruces cercanos; los gametos (células responsables de la reproducción) son menos viables, dificultando la reproducción.
Y si no se encuentra pareja de la misma población, a veces se encuentra en poblaciones distintas. Esto puede desembocar en depresión exogámica, del que el primer ejemplo es la hibridación. Si bien este hecho no tiene por qué ser malo, puede suponer la pérdida de combinaciones genéticas importantes para el futuro de la especie. Y en todo caso, lo más frecuente es que resulte en una descendencia estéril.
[Relacionado: El oso grolar y otros híbridos polares]

Lince
Todo esto desemboca en lo que los estudiosos del tema llaman vórtices de extinción. Cuando una población baja de un determinado número de individuos, demasiados factores trabajando juntos la arrastran hacia la extinción. Si consiguen salir de esta dinámica al principio podrán escapar del resultado, pero una vez dentro, es cada vez más complicado.
Los planes de cría en cautividad de muchas especies en peligro, como el lince ibérico o el hurón de patas plateadas, luchan contra estos peligros, determinando cruces para evitar la consanguineidad, disminuyendo la mortalidad de las crías y diseñando un plan de suelta selectiva. Del mismo modo, en los jardines botánicos se cultivan especies en peligro que más adelante serán replantadas como individuos adultos, o sus semillas plantadas, para alejarlas del centro del vórtice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario